viernes, 9 de septiembre de 2011

Será que estamos hartos de encontrarnos?

Seis de la mañana y debo salir de la cama para iniciar un día más. Lo primero que hago es tomar cualquiera de mis teléfonos para ver qué hay de nuevo en ellos. Siempre encuentro cierto número de correos y después de revisarlos voy rápidamente a mi facebook y a mi twitter quizá para poner algún pensamiento que me viene a la mente en esos primeros momentos en los que uno despierta y que parece cool dejar algo publicado.

Casi de manera automática veo pasar mis días bajo esta dinámica, saltando entre el lunes y el jueves quizá quejándome de mi falta de tiempo para ver a mis amigos o a mi familia, o tal vez diciéndome "debería tomar clases para meditar", y finalmente, sin tomar acción alguna al respecto.

Por fin llega el tan anhelado fin de semana en el que me propongo dormir más de la cuenta, quizá avanzar en los cuatro libros que tengo en mi buró y que no he terminado de leer o deseando que este fin de semana sea el que por fin me encuentre con el proyecto que quiero plasmar en papel o queriendo ver a quienes no he visto o abrazar a quien no he abrazado en la semana, charlar lo que no se pudo compartir de lunes a viernes.

Pero nada de eso ocurre, al final y casi de manera automática el sábado que no salgo corriendo a volar en parapente; simplemente abro los ojos y tomo mi teléfono, replico el mismo proceso que los días anteriores pero ahora como hay más horas disponibles antes de salir de la cama, tomo mi IPad y a invertir horas en ese pequeño mundo.

Como a mi alrededor sucede exactamente lo mismo, podría llegar a pensar que es una nueva conducta social derivada de los avances tecnológicos, el acceso a la información y el poco manejo que tenemos del ocio.

Escenas como estas se replican a cada instante, en un restaurante, en una sala de juntas, en una reunión de amigos o con la familia, en donde los cuerpos ocupan un espacio pero las personas NO están.

Y me declaro totalmente parte de ese esquema. Soy pro los nuevos dispositivos, las aplicaciones, los interactivos, las redes sociales, la interacción virtual, pero también me descubro recientemente como un pésimo ejemplo de convivencia social.

A veces me pregunto qué carajos hay de fondo bajo esta nueva dinámica, porque parece que queremos escudarnos, evadirnos.

Será que nos hemos hartado de los otros?
Será que se nos han acabado las formas para convivir?
Será que nos estamos volviendo más prácticos y por eso nos parece más sencillo ver un tweet o un blog que charlar con el que está frente a nosotros en la mesa?

A veces me he topado con la rara dificultad de entablar una charla de 10 minutos con alguien sin tocar el teléfono. A veces me he encontrado con la evasión del otro por conversar y verlo optar por "meterse", casi corriendo, al pequeño mundo de un smartphone.

Dicen que los nuevos dispositivos móviles y su accesibilidad a casi cualquier cosa en la red, son la nueva guardería de los adultos.

Será que estos nuevos adultos han caído en la absoluta fascinación de lo que reciben y que les "justifica" el NO dar?
Será que es más fácil tener una vida tecnológica alterna, a experimentar la que realmente poseemos?

...Será  que estamos hartos de encontrarnos?