viernes, 23 de julio de 2010

Cuando el amor se va de vacaciones

El mío recién hizo maletas y se fue.

Emprendió un viaje del cual no sé cómo lo encontraré cuando decida regresar. Y admito que no me gusta saber que se ha alejado, que finalmente, sucedió la desconexión.

Cuando el amor se va de vacaciones deja un hueco difícil de cubrir; aunque en situaciones como ésta, tan llenas de todo y de tanto, reconozco que genera más alivio que pena; reconforta y permite respirar hondo y profundo.

No sé por cuánto tiempo vagará, no sé qué cosas le sucederán, y me sucederán, mientras vuela libre y lejos. No sé si cuando regrese me encontrará dispuesta, esperando impaciente su regreso o haciendo labor de relleno, por ese hueco que hace días dejó.

Estoy tranquila porque toda desconexión genera movimiento, aun dentro de "la nada", es posible caminar. Hoy estoy con el centro del cuerpo al descubierto, pero andando, siempre andando, porque por más miedo y vacío que sienta, jamás voy a detener la marcha, jamás mientras tenga aire en los pulmones.

Tengo un espíritu de lucha incansable, no me rindo, aunque ciertamente mi expresión sea de terror, siempre voy a decidir tomar mi casco y mi vela y despegar hacia los cielos más altos y lejanos. Siempre voy a querer ir a donde me encuentre de nuevo con ese amor que se ha ido de vacaciones, con ese amor que ama, que cuida, que sueña, que ríe, que acompaña, que es independiente, que es fiel y respeta y que como hoy, decide irse porque es libre y se acordó, después de vivir limitado, que sabe volar.

Seré paciente, viviré con el centro de mi cuerpo al desnudo el tiempo que sea necesario porque a su regreso, lo intentaré otra vez, porque aunque algunos lo crean equivocadamente, JAMÁS le tendré miedo a amar.

Jamás!











martes, 20 de julio de 2010

Cuando la "fresca" dejó de salir rosa

Todavía hasta hace unos meses, cuando sorpresivamente abría un paquete de esas bolitas chocolatosas con centros de colores conocidas como "frescas", jugando al azar afirmaba con certeza: "será rosa" y de pronto sí! una y otra vez. La primera de ellas mucho tiempo fue con centro rosa.

Y como sí soy creyente de la energía y los buenos augurios pensaba que mi "suerte rosada" sería larga y mágica.

Hace varios meses que eso ya no ocurre. La "fresca" dejó de salir rosa y ahora por ningún motivo ese color aparece de primera mano. Y la magia y el buen augurio parece que se fueron con él.

Será que ese estúpido pensamiento del azar, el color y las frescas sea una extrañísima coincidencia o será que es una simple idea para quienes, como a mi nos gusta pensar en lo absurdo.

Hay noches como la de hoy, que invariablemente extraño ese ridículo momento.






domingo, 18 de julio de 2010

Profunda tristeza

Y es que como no reconocer que en el equilibrio de la vida, los contrastes van y vienen para hacernos recorrer un camino más completo.

La armonía llega para después tener caos; ante la oscuridad, la luz se refleja limpia y renovada; cuando ríes a carcajadas la alegría te hace olvidar que también existen los momentos bañados de tristeza.

Sin embargo, recientemente ésta última se ha alojado en lo más profundo de mi ser y desde aquel día he emprendido una ardua batalla por hacerla huir. Ciertamente no he tenido mucho éxito.

El va y ven de emociones me ha hecho convertirme en un huracán de pensamientos y decisiones que me han demandado tanta energía que me siento exhausta. Cansada, básicamente, de sentir.

Pero no se trata de mi, ni de esta licuadora que encendida a la 5ta velocidad, mezcla cientos de cosas que no veo pero que están ahí, demandándome más y más. Se trata de entender que a partir de lo más hondo, aún cuando todo esté hecho un caos y que la emoción y el dolor opriman el alma, de ahí es posible caminar y salir.

Y es posible salir andando, dando pasos, uno y luego otro, con el tiempo y la energía que cada uno lleve. Es entender que ante el miedo y la amenaza, la tristeza es el resultado, pero no el fin.

Tener miedo es real y posible, sentirse amenazados ante circunstancias o personas también. Dejar que la tristeza fluya por saberse temeroso y en riesgo, es la forma en la que podemos transformar eso que nos ocurre y expresarlo.

Es válido vivir una tristeza profunda como ésta y albergarla ahí, justo en el centro. Lo que no se vale es quedarse permanente y resignadamente con ella.

Es mi decisión no "tragarme" esta tristeza por más profunda que sea. Es mi decisión no paralizarme ante el miedo y la amenaza. Es mi decisión dejar que esa tristeza se exprese y finalmente se vaya. Es mi decisión aprender de ésto. Es mi decisión dejar que el ciclo de equilibrio de la vida suceda, y me entregue de nuevo la alegría.

Podemos vivir la tristeza más profunda, sin miedo a sentirla, a expresarla, a confortarla y a compartirla. Podemos aprender a vivir sin miedo de querer dejarla suelta para después recibir la tan esperada armonía de saber y de ser quien eres.

La alegría de vivir sin miedo.