Emprendió un viaje del cual no sé cómo lo encontraré cuando decida regresar. Y admito que no me gusta saber que se ha alejado, que finalmente, sucedió la desconexión.
Cuando el amor se va de vacaciones deja un hueco difícil de cubrir; aunque en situaciones como ésta, tan llenas de todo y de tanto, reconozco que genera más alivio que pena; reconforta y permite respirar hondo y profundo.
No sé por cuánto tiempo vagará, no sé qué cosas le sucederán, y me sucederán, mientras vuela libre y lejos. No sé si cuando regrese me encontrará dispuesta, esperando impaciente su regreso o haciendo labor de relleno, por ese hueco que hace días dejó.
Estoy tranquila porque toda desconexión genera movimiento, aun dentro de "la nada", es posible caminar. Hoy estoy con el centro del cuerpo al descubierto, pero andando, siempre andando, porque por más miedo y vacío que sienta, jamás voy a detener la marcha, jamás mientras tenga aire en los pulmones.
Tengo un espíritu de lucha incansable, no me rindo, aunque ciertamente mi expresión sea de terror, siempre voy a decidir tomar mi casco y mi vela y despegar hacia los cielos más altos y lejanos. Siempre voy a querer ir a donde me encuentre de nuevo con ese amor que se ha ido de vacaciones, con ese amor que ama, que cuida, que sueña, que ríe, que acompaña, que es independiente, que es fiel y respeta y que como hoy, decide irse porque es libre y se acordó, después de vivir limitado, que sabe volar.
Seré paciente, viviré con el centro de mi cuerpo al desnudo el tiempo que sea necesario porque a su regreso, lo intentaré otra vez, porque aunque algunos lo crean equivocadamente, JAMÁS le tendré miedo a amar.
Jamás!