domingo, 18 de julio de 2010

Profunda tristeza

Y es que como no reconocer que en el equilibrio de la vida, los contrastes van y vienen para hacernos recorrer un camino más completo.

La armonía llega para después tener caos; ante la oscuridad, la luz se refleja limpia y renovada; cuando ríes a carcajadas la alegría te hace olvidar que también existen los momentos bañados de tristeza.

Sin embargo, recientemente ésta última se ha alojado en lo más profundo de mi ser y desde aquel día he emprendido una ardua batalla por hacerla huir. Ciertamente no he tenido mucho éxito.

El va y ven de emociones me ha hecho convertirme en un huracán de pensamientos y decisiones que me han demandado tanta energía que me siento exhausta. Cansada, básicamente, de sentir.

Pero no se trata de mi, ni de esta licuadora que encendida a la 5ta velocidad, mezcla cientos de cosas que no veo pero que están ahí, demandándome más y más. Se trata de entender que a partir de lo más hondo, aún cuando todo esté hecho un caos y que la emoción y el dolor opriman el alma, de ahí es posible caminar y salir.

Y es posible salir andando, dando pasos, uno y luego otro, con el tiempo y la energía que cada uno lleve. Es entender que ante el miedo y la amenaza, la tristeza es el resultado, pero no el fin.

Tener miedo es real y posible, sentirse amenazados ante circunstancias o personas también. Dejar que la tristeza fluya por saberse temeroso y en riesgo, es la forma en la que podemos transformar eso que nos ocurre y expresarlo.

Es válido vivir una tristeza profunda como ésta y albergarla ahí, justo en el centro. Lo que no se vale es quedarse permanente y resignadamente con ella.

Es mi decisión no "tragarme" esta tristeza por más profunda que sea. Es mi decisión no paralizarme ante el miedo y la amenaza. Es mi decisión dejar que esa tristeza se exprese y finalmente se vaya. Es mi decisión aprender de ésto. Es mi decisión dejar que el ciclo de equilibrio de la vida suceda, y me entregue de nuevo la alegría.

Podemos vivir la tristeza más profunda, sin miedo a sentirla, a expresarla, a confortarla y a compartirla. Podemos aprender a vivir sin miedo de querer dejarla suelta para después recibir la tan esperada armonía de saber y de ser quien eres.

La alegría de vivir sin miedo.






1 comentario:

  1. No había entrado a tu blog amiga!! TE QUIERO TANTOOOO....... y asi es... sin miedo siempre....

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