domingo, 27 de abril de 2014

Las cosas no son lo que son...

Varios años atrás me despedía de una gran amiga, nuestro primer ciclo de vida juntas se cerraba y recuerdo que - para no perder un poco la costumbre- derramé algunas lágrimas cuando me despedí de ella y le entregué esa tarde un par de tazas como obsequio de despedida.

Cuando las compré pensé que mientras ella tomara un té o un café en ellas, recordaría la múltiples pláticas que tuvimos durante cuatro años consecutivos.

Al entregárselas me vino a la mente una frase que me repitió muchas veces durante nuestras charlas. Ella siempre me decía: Vanessa "Las cosas no son lo que son, sino lo que significan" y entonces entendí lo que me estaba diciendo.

Podían haber sido las tazas más sencillas o más costosas, más bonitas o más planas, su valor radicaba en el significado de las mismas.

Después de eso, he tenido siempre muy presente eso de que "las cosas no son lo que son...sino lo que significan" y lo puedo ver una y otra vez en la vida cotidiana.

Un anillo de compromiso, un libro erótico, un abrazo, tomar café de la misma taza y luego verse fijamente a los ojos y en silencio, un beso, una palabra, un acercamiento, un nombre mientras se duerme, el encuentro de un cuerpo con otro. Todo aparenta ser lo que es, pero detrás de eso hay más. A veces evasivamente, otras intencionalmente y unas más inconscientemente, podemos darnos cuenta o no de ello, asumirlo o no y responsabilizarnos de ello o quizás no.

Simplemente en el camino de la transparencia con uno mismo, muchas veces resulta valioso e incluso útil, echarle un ojo a esta "teoría", simple y básica, de que "las cosas no son lo que son"...

...sino que se acompañan de un significado, que en ciertos casos puede ser  muy grande...








viernes, 25 de abril de 2014

Con una nueva mirada

Hace un tiempo que descubrí que la ola de emociones dentro de mi había pasado y que empezaba a encontrar nuevas formas construidas dentro de mi alma.

Cómo si la silueta de mi esencia se hubiera redelineado. Y quizá es así porque me siento otra en muchos sentidos, de hecho casi en todos.

Y es curioso, pero es justo ese momento el que se conjuga con otros dos grandes hitos que se ponen frente a mi y que me empujan, casi obligadamente, a decidir, ahora utilizando esta nueva mirada.

Me obligan a salir de la comodidad y a poner otra vez manos a la obra para resurgir como mujer y como guía de una transformación de vida.

La profundidad del cambio me aterra, la comodidad de permanecer aún me abraza, es una de esas fases en las que todo te lleva forzadamente a que tomes todas las partes de tu cuerpo y tu alma y las pongas en jaque para ir a otro lugar, que aunque sabes que es mejor, te demandará mucho esfuerzo.

Siento desde hace mucho ya, una no muy grata sensación y molestia por tener que tomar las piezas y emprender el sinuoso camino; pero siendo sinceros, siento también y más fuerte, una emoción y una rotunda alegría por saber que habré iniciado la marcha hacia ese intenso, nuevo lugar, lleno de "sabe qué cosas".

Es la complejidad de la esencia humana. Evolución y felicidad son las dos palabras clave que nombran el juego.

Voy a ir y voy a llegar...la recompensa bien vale la pena el riesgo.