Pero hoy, en la víspera de mi próximo cumpleaños, el número 37, el que marca la mitad justa de la vida terrenal, me hace sentir que el haber venido a este mundo físico ha sido una bella decisión.
Esta vez hago una pausa, en este día tan casual y cotidiano mientras escucho uno de los mantras más poderosos que existen "Om mani padme hum", para llenar mis pulmones de oxígeno y dar gracias por el camino, por lo transitado, por lo aprendido, por lo recibido, por los maestros que desde el amor o desde el dolor han llenado esta experiencia de luz, han acercado a mi las vivencias para hacer crecer un poco más esta alma.

Los últimos años han sido tan intensos, tan sólidos y demandantes de lo profundo, de esos que te obligan a buscar en la entraña. Y ahora que está próximo a cerrarse este ciclo de aprendizajes tan redondos, tan integrales, tan transversales, quiero decir ¡GRACIAS! por esta primera fase.
Porque me acerco cada vez más a cumplir el propósito por el cual decidí venir, porque todo ha sido tan maravilloso, tan acompañado, tan cuidado. Porque ahora estoy lista para ir a la siguiente etapa, a la de potenciar este crecimiento a través de la creación activa de esta vida que ahora es más gozosa, poderosa, fuerte, armónica, feliz, jubilosa, abundante, próspera y dadora.
El avance es inevitable. La evolución del entendimiento, de la aceptación, del amor incondicional, de la fuerza interior, del poder creativo son parte ya de mi esencia y de mi alma.
Gracias a cada uno de mis maestros por este primer ciclo de vida física. Les devuelvo desde mi corazón y mi alma todo el amor incondicional que siento por cada uno de ustedes. Gracias a quienes se fueron o se irán en breve, gracias a quienes se quedarán y me acompañarán en la segunda etapa y gracias anticipadas también a los que vendrán. Que nuestras almas y nuestros caminos estén siempre llenos y conectados de la luz divina.
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