martes, 11 de agosto de 2015

Me estoy equivocando

Qué difícil esto de sentir constantemente que por más que quieres ir hacia un sentido, las cosas terminan arrojándote exactamente en el contrario. Esto me hace reflexionar sobre si estaré haciendo lo correcto.


Dado que mi escenario es complejo porque hago cosas para obtener un resultado y termino observando que me llega otro, creo que es momento de recordar mis lecciones de física de secundaria para saber qué carajos está pasando.

Aquí la situación: de repente me veo una y otra vez haciendo esfuerzos importantes, algunos con demasiado desgaste, otros incluso con dolor, por llevar mi escenario hacia donde mi deseo se manifiesta, descubriendo, muchas veces, que estoy ante la desolada realidad de los intentos fallidos.

Para explicar mi caso de forma sencilla digamos que quiero conseguir rojas y jugosas manzanas con mi buena intención y acción.  Sin embargo percibo que por más que hago y hago, mi canasta frecuentemente termina por llenarse de verdes peras.

Eso además de desanimarme y desconcertarme me hace sentir, sinceramente, poco productiva en términos de la inversión y la ganancia. Y no es porque considere que no vale la pena arriesgarse e invertir en el feliz mundo de los frutos, pero cuando recibo una y otra vez un kilo de peras deseando con el más animoso sentimiento que lleguen las manzanas, pues algo definitivamente hay que revisar porque seguramente no estoy haciéndolo del todo bien.

Entonces o estoy poniendo en marcha un proceso equívoco o podría darse el caso de que esté en el huerto de las peras y soy la única ilusa que no se ha dado cuenta. Voy por la segunda opción.

Así que el pensamiento práctico me deriva en la siguiente hipótesis: ante la inminente canasta de peras, creo que necesito empezar a asumir que muy probablemente estoy en el territorio ¡justo de las peras! y que soy bastante idiota, o de no darme cuenta o de creer que algo de lo que aquí haga me tendría que llevar al preciado fruto rojo. Cuando ¡por Dios! no hay las malditas condiciones para que eso ocurra. Es que...así me pare de cabeza, busque musicalizar el proceso de la siembra o suba a las alturas no hay manera de que coseche la  manzana que tanto estoy añorando.

Tal vez, es tiempo de comprender y asimilar que esas delicias van a llegar a mi canasta cuando deje de sembrar en el huerto equivocado y empiece a caminar hacia el campo correcto.

Así que esta noche reflexionaré sobre la física y sus métodos de comprobación, pero sobre todo lo haré en términos de encontrar qué carajos tengo que hacer para tener la ansiada manzana sin entristecerme porque alguien ha venido a arrojar insistentemente sus peras.

Me voy, porque tengo sueño y hambre y de peras ya estoy bastante cansada.








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